ENCONTREMOS EL POR QUE
ENCONTREMOS
EL POR QUE
En
este Shabat, 19 de noviembre de 2022 del calendario gregoriano, 25 de Jeshvan
de 5783 del calendario hebreo, leemos en la Torá la parasha Jaie Sara (Vida de
Sara) – Genesis 23:1 – 25:18
El
título de nuestra parashá encierra una paradoja: se llama Jaié Sara, “La vida
de Sara,” pero comienza con su muerte.
Aún
más, hacia el final detalla la muerte de Abraham.
¿Por
qué una parashá sobre la muerte es llamada “vida”?
A
nosotros nos parece que la respuesta es que, no siempre, pero con frecuencia,
la muerte y como la encaramos, es un comentario sobre la vida y cómo la
vivimos.
Friedrich
Nietzsche, uno de los pensadores más brillantes de la era moderna, dijo: Aquel
que tiene un porque para vivir se puede enfrentar a todos los “comos”.
Abraham
y Sara están entre los mayores ejemplos en toda la historia en lo que significa
tener un Por Qué en la vida.
Todo
el curso de sus vidas fue producto de la respuesta a un llamado, a una voz
Divina que les dijo que dejaran su hogar y su familia para dirigirse a un
destino desconocido, a vivir en una tierra en la que serían extranjeros, a
abandonar toda forma convencional de seguridad, y a tener la fe de creer que,
viviendo con normas de rectitud y justicia, estarían dando el primer paso para
establecer una nación, una tierra, una fe y un modo de vida que sería una
bendición para toda la humanidad.
La
narrativa bíblica está, “colmada de trasfondo,” queriendo indicar que una gran
parte de la historia no está expresada. Debemos adivinarla. En ningún caso es
esto más marcado que en las emociones de las figuras principales.
No
sabemos lo que sintieron Abraham o Isaac mientras iban caminando hacia el Monte
Moriá.
No
sabemos qué sintió Sara.
Con
algunas excepciones, apenas sabemos lo que sintió alguno de los personajes de
la Torá.
Por
eso las dos manifestaciones explícitas sobre Abraham, que Dios lo bendijo en
todo y que terminó su vida satisfecho, son tan importantes.
Y
cuando Rashi afirma que todos los años de Sara fueron igualmente buenos, le
está atribuyendo a ella lo que el texto bíblico refiere a Abraham,
fundamentalmente la serenidad ante la muerte que proviene de una profunda
tranquilidad en cuanto a su vida.
Abraham
supo que todo lo que le ocurrió a él, aún lo malo, fue parte de la travesía que
Dios mandó a él y a Sara y que tuvo la fe de ‘caminar en el valle de la sombra
de la muerte, sin temer ningún mal, sabiendo que Dios estaba con él’.
Eso
es lo que Nietzsche llamó “el corazón fuerte.”
Cuál
es la diferencia entre ser víctima (lo que a uno
le ocurre) y victimizarse (cómo se responde a lo que le
ocurre).
Victima
Estamos todos sujetos a
ser víctimas en algún momento de nuestra vida. En alguna instancia sufriremos
alguna aflicción, calamidad o abuso provocados por circunstancias, personas o
instituciones sobre las cuales tenemos poco o ningún control.
La vida es así. Eso es ser víctima. Viene de afuera.
Victimizarse
Por contraste, la victimización viene de adentro. Nadie puede
transformarse en víctima salvo uno mismo. Nos convertimos en víctima no por lo
que nos pasa sino porque elegimos victimizarnos. Desarrollamos una mentalidad
de víctima – una forma de pensar y de ser que es rígida, culposa, pesimista,
fijada en el pasado, incapaz de perdonar, punitiva y sin un límite saludable.
En
una entrevista Edith Eger dijo: “He aprendido a no buscar la felicidad porque
es externa. Has nacido con amor y has nacido con alegría. Está dentro. Siempre
está ahí.”
Esto
lo hemos aprendido por la extraordinaria actitud de sobrevivientes del
Holocausto como Edith Eger y Viktor Frankl. Pero en realidad estaba ahí desde
el principio, en Abraham y Sara que sobrevivieron a todo lo que les pasó, aún
en lo que parecía que iba a desbarrancar su misión, y a pesar de todo
encontraron la serenidad hacia el final de sus días.
Sabían
que lo que hace a una vida satisfactoria no es externo, sino interno, un
sentido de propósito, misión, ser llamados, convocados, de comenzar algo que
sería continuado por los que vinieran después que ellos, de traer algo nuevo al
mundo por la forma en que vivieron sus vidas. Que lo importante era lo de
adentro, no lo de afuera, su Fe, no las circunstancias, que muchas veces son
problemáticas.
Creemos que la fe nos ayuda a encontrar el Por Qué, que a su
vez nos permite soportar casi cualquier Cómo.
La serenidad de las muertes de Sara y Abraham son un testimonio eterno de cómo vivieron.
Amanda
Adriana Arimayn. Arquitecta
Arieh
Sztokman. Rabino
Mail: rabinoariehsztokman40@gmail.com
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