SOMOS SOCIOS DE DIOS. Parashá Vaiakhel + Pekudei

 

SOMOS SOCIOS DE DIOS.

 

En este próximo Shabat (Dia de descanso), 18 de marzo de 2023 del calendario gregoriano, 25 de Adar de 5783 del calendario hebreo, leemos en la Torá (Primeros cinco libros de la Biblia) la parashá Vaiakhel-Pekudei

(Éxodo 35:1 – 40:38)

 

La secuencia de las parashiot (secciones de la Torá) que comienza con Trumá y continúa con Tetzavé, Ki Tisá, Vaiakel y Pekudei, es sorprendente en muchos aspectos.

En primer lugar, delinea con exhaustivos detalles la construcción del Tabernáculo (Mishkán), la Casa de Servicio Divino portable que los hijos de Israel construyeron y llevaron con ellos por el desierto.

La narrativa ocupa casi toda la tercera parte del Libro de Éxodo. ¿Por qué tan larga? ¿Y con tantos detalles?

A fin de cuentas, el Tabernáculo era sólo un hogar temporario para la Presencia Divina, eventualmente reemplazado por el Templo en Jerusalem.

La respuesta, es profunda. En primer lugar, recordemos la historia de los hijos de Israel hasta ese momento.

Hubo una larga serie de quejas.

Se quejaron ante la primera intervención de Moisés ante el rey de Egipto que empeoró la situación de los esclavos.

Luego, en el Mar de los Juncos, le dijeron a Moisés: "¿Es por falta de tumbas en Egipto que nos sacaste para morir en el desierto? ¿Qué nos has hecho al sacarnos de Egipto? ¿No te dijimos en Egipto: "Déjanos y serviremos a los egipcios"? Para nosotros hubiera sido mejor servir a los egipcios que morir en el desierto" (Éxodo 14:11-12)

Después de cruzar el mar, siguieron quejándose, primero por la falta de agua, después porque el agua era amarga, a continuación, por la falta de comida, y nuevamente por no tener agua.

Luego, pocas semanas después de la revelación en el Sinaí (el único momento en la historia en que Dios apareció delante de todos, sin distinción alguna), hicieron el Becerro de Oro.

Si das de comer, sacias el hambre por un día.

Si alimentas la mente lo sacias por cien años.

Esto no implica negar, que debe ser una prioridad trabajar con el estómago lleno, pero aquello no debe ser el único objetivo a lograr.

La libertad que da la educación y el trabajo no podrá otorgarlo nunca un plato de comida.

Necesitamos personas que quieran ser útiles, no importantes.

Fue entonces cuando Dios dijo: Que construyan algo juntos.

Este simple mandamiento transformó a los hijos de Israel.

Durante toda la construcción del Tabernáculo, no hubo quejas.

Todo el pueblo contribuyó, algunos con oro, plata o bronce, otros llevaron pieles y cortinas, otros brindaron su tiempo y sus habilidades.

Dieron tanto que Moisés tuvo que ordenarles que dejaran de llevar cosas. Aquí se enmarca una proposición notable: lo que nos transforma no es lo que Dios hace por nosotros, sino lo que nosotros hacemos para Dios.

Mientras que cada crisis era resuelta por Moisés y por milagros, los hijos de Israel permanecieron en un estado de dependencia.

Su respuesta predeterminada era quejarse.

Para llegar a la adultez y la responsabilidad, tuvo que haber una transición de ser receptores pasivos de las bendiciones de Dios a ser creadores activos. El pueblo tenía que convertirse en "socios en la obra de la creación" de Dios. Para pasar de la infancia a la adultez hay que convertirse en constructores.

El judaísmo es la convocatoria de Dios a la responsabilidad.

No quiere que dependamos de otros.

Quiere que nos convirtamos en Sus socios, reconociendo lo que tenemos, lo que recibimos de Él; pero lo que hacemos con lo que tenemos depende de nosotros, de nuestras elecciones y de nuestro esfuerzo.

Es cómoda vivir una vida de dependencia.

La perspectiva judía sobre la condición humana es que todo lo que logramos se debe a nuestros propios esfuerzos, pero igual y esencialmente es el resultado de la bendición de Dios.

La construcción el Tabernáculo fue el primer gran proyecto que los hijos de Israel emprendieron juntos.

Esto involucró su generosidad y sus habilidades.

Les dio la oportunidad de devolverle a Dios un poco de lo que Él les había brindado.

Les otorgo la dignidad del trabajo y del emprendimiento creativo.

Dio cierre a su nacimiento como nación y simbolizó el desafío del futuro. La sociedad que debían crear en la Tierra de Israel sería una en la cual cada uno tendría un rol.

Sería "el hogar que construimos todos juntos".

Hay una única solución: convertir al pueblo en co-arquitectos de su propio destino; hacer que construyan algo juntos, que formen un equipo y mostrarles que no son indefensos, que son responsables y capaces de actuar de forma colaborativa.

Génesis comienza con Dios creando el universo como un hogar para los seres humanos.

Éxodo termina con los seres humanos construyendo un lugar para Dios, este es un principio básico del judaísmo: que debemos convertirnos en socios de Dios en la creación.

 

Amanda Adriana Arimayn. Arquitecta

Arieh Sztokman. Rabino

 

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