TODOS LOS SERES HUMANOS SOMOS VALIOSOS. Parashá KI TISA

TODOS LOS SERES HUMANOS SOMOS VALIOSOS.

 

En este próximo Shabat (Dia de descanso), 11 de marzo de 2023 del calendario gregoriano, 18 de Adar de 5783 del calendario hebreo, leemos en la Torá (Pentateuco) la parashá (sección) Ki Tisa (Éxodo 30:11 – 34:35)

 

“Mas al ver los del pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron a Aharon y le dijeron: levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros, porque a ese Moisés, aquel hombre que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos que le haya acontecido” (Éxodo 32:1)

¿Por qué “los del pueblo” se acercaron a Aharon”? ¿No tenían confianza en ellos mismos? ¿Conformaban un pueblo? ¿Quiénes conformaban el pueblo? ¿Tenían concepto de pueblo? ¿Qué valor tenía el ser humano?

Dado que todos los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, entonces cada uno tiene un valor infinito.

Cada uno de nosotros es único, valioso e irrepetible. Ninguna persona es sustituible por otra.

Descubriendo a Dios, solo y único, nuestros antepasados descubrieron al ser humano individual, solo y único.

Esto sencillamente no existía como factor de valoración en el mundo antiguo, como tampoco lo es en las sociedades tiránicas o totalitarias de hoy.

El gobernante podía considerarse valorado infinitamente, como así también algunos de los miembros de la corte; pero ciertamente no lo eran los súbditos.

Lo que importaba era el número, no las vidas individuales, sus esperanzas y temores, sus amores y sueños.

Eso es lo que rechaza la Torá como principio religioso supremo.

“Haznos dioses que vayan delante de nosotros”, es lógico este pedido a Aharon dado que los hijos de Israel estuvieron esclavizados durante 430 años y durante este tiempo no han tenido la capacidad y la posibilidad de actuar con libertad y por ello sus creencias, que trasmitieron a sus descendientes, eran politeístas e idolatras, y al mismo tiempo dependientes.

¿Supieron en su momento quien era Dios?

Por lo que han vivido durante los muchos años de esclavitud no se sentían capaces de hacer por si mismos, tenían miedo pánico, por ello buscaron a Aharon para que les resuelva sus problemas.

A los hijos de Israel se les ordenó “elevar las cabezas”, levantar los ánimos, hacerles sentir que cuentan como individuos, no como números o cifras de una muchedumbre.

Él es el Soberano y nosotros sus servidores. Él es nuestro pastor y nosotros su rebaño.

La Torá señaló una de las tensiones que definen la vida humana: somos independientes, pero también interdependientes.

Nuestros pensamientos y sentimientos pertenecen al “yo” pero una gran parte de nuestra existencia es ser parte del “nosotros.”

Somos únicos, valiosos e irrepetibles.

Cada ser humano tiene una dignidad que no se negocia y derechos inalienables.

Nuestra grandeza no proviene de nuestra persona sino de Dios.

Hagamos lo necesario para que cada persona se sienta única, dado que nadie sobre la faz de la tierra es más o menos valioso que otro individuo.

Que sientan que son importantes, especialmente aquellos que por su función pueden pasar desapercibidos: los mozos de la mesa comunitaria; la persona que atiende el guardarropa; los encargados de seguridad; el portero; el empleado más joven de la oficina, etc.

Tenemos que mirarlos a los ojos. Sonreír. Agradecer.

Hacerles sentir que no nos resultan indiferentes.

Que son apreciados.

Que nos importan como individuos.

Esta es la idea que cambia la vida: somos importantes, lo mismo debemos hacer sentir a los demás.

No existe el concepto V.I.P

 

Amanda Adriana Arimayn. Arquitecta

Arieh Sztokman. Rabino

 

  

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