APRENDIENDO A APRENDER.
APRENDIENDO A APRENDER.
Amanda
Adriana Arimayn. Arquitecta
Arieh
Sztokman. Rabino
La Torá nos dice “Y le dirás a tu hijo…” (Éxodo
13:8) como el deber de los padres de educar a sus hijos.
Debemos, en lugar de considerarlo una obligación,
entendemos que es mucho mejor hacerlo como un acto de voluntad, incentivar a
los niños a hacer preguntas, de tal manera que el manejo de la herencia judía
no sea un aprendizaje de memoria, sino que resulte del diálogo activo entre
padres e hijos.
El judío fue el único pueblo de la historia que
predicó su supervivencia en base a la educación.
El deber más sagrado de los padres es educar a sus
hijos.
Pesaj se transformó en un seminario continuo en el
traspaso de la memoria. Los habitantes de la Mesopotamia erigieron los
zigurats.
Los egipcios, las pirámides.
Los griegos, el Partenón.
Los romanos, el coliseo.
Los judíos construyeron escuelas.
Hoy en el siglo XXI entendemos que cada momento,
cada lugar, debiera ser una escuela para grandes y chicos en la cual no se pasa
de grado, sino que se aprende permanentemente.
El ritual no debe ser solo eso, sino también un
lugar de educación para cada uno de los participantes e invitar a otros a
participar para seguir aprendiendo.
Lo que hacíamos hace unos cuantos años atrás y que
era importante y valido para ese momento, tal vez hoy debemos incorporar
algunas modificaciones.
La introspección de los maestros fue profunda.
Sabían que no se puede lograr cambios con los
ejércitos o los imperios, o el uso de la fuerza o del poder.
Hay una sola manera de cambiar el mundo, y es
mediante la educación.
Es necesario educar a los niños, y no solo a ellos,
los adultos también debemos aprender lo que estamos viviendo.
El mundo en el cual vivimos va cambiando a una
velocidad vertiginosa, por ello los adultos también debemos considerarnos
alumnos para aprender junto con los mas pequeños dado que ellos, nativos electrónicos,
han nacido con elementos que nosotros, los adultos, estamos, tal vez,
conociendo.
Ellos en algunos aspectos pueden ser nuestros
maestros.
La Madre Teresa de Calcuta hablando con jóvenes
dijo: “Yo se cosas que ustedes no conocen, ustedes saben cosas que yo no
conozco, si aprendemos juntos podemos hacer maravillas”.
El Rabino Jonathan Sacks (Z”L) nos trasmitió lo
siguiente: “En un mundo individualista donde prima el YO debiéramos modificarlo
por el NOSOTROS y aprender juntos para hacer un mundo en paz”.
Es valioso conocer la importancia de la justicia,
la rectitud, la bondad y la compasión, trasmitirlo como lo hemos aprendido los
adultos y al mismo tiempo aprender hoy dichos conceptos que quizá sean algo
diferentes.
Es necesario recordar, educadores y educandos, constantemente
las lecciones de la historia: “Fuimos esclavos del Faraón en Egipto” porque los
que olvidan la amargura de la esclavitud podrán perder el compromiso y el
coraje de luchar por la libertad.
Y debemos estimular a los hijos para que pregunten,
desafíen y discutan. Debemos respetarlos para que ellos sepan respetar los
valores que queremos trasmitirles.
Esta es una lección que la mayoría de las culturas
no han aprendido después de más de tres mil años.
Las revoluciones, protestas y guerras civiles
todavía se llevan a cabo, alentando al pueblo a pensar que con remover a un
tirano o tener una elección democrática se terminará la corrupción, habrá
libertad, y eso conducirá a la justicia y al imperio de la ley, y todavía la
gente se sorprende y se decepciona cuando eso no se produce.
Lo único que ocurre es un cambio de rostros en los
pasillos del poder.
Lo que Dios le enseñó a Moisés fue que el verdadero
desafío no está en lograr la libertad; está en sostenerla, manteniendo vivo el
espíritu de libertad en el corazón de las sucesivas generaciones.
Esto solo puede lograrse mediante un permanente
proceso de educación. Tampoco es algo que pueda delegarse en los maestros, en
las escuelas.
Una parte debe formularse en la familia, en el
hogar.
Por eso debemos darle la máxima prioridad a
educar a nuestros hijos para que compartan nuestros ideales, y para que lo que
nosotros comencemos, ellos lo puedan continuar hasta que el mundo cambie porque
nosotros hemos cambiado.
Si queremos planificar para un año, plantemos
arroz. Para una década, plantemos un árbol. Si lo queremos para la posteridad,
educa a un niño.
Nisan de 5783/Abril de 2023
Comentarios
Publicar un comentario