LUNA NUEVA. Rosh Jodesh Iyar.
LUNA
NUEVA
En
este próximo Shabat (Dia de descanso) 22 de abril de 2023 del calendario
gregoriano, Rosh Jodesh Iyar (Principio de mes Iyar) de 5783 del calendario
hebreo, leemos en la Torá las parshiot Tazria-Metzora (Levítico 12:1-15:33)
El
primer mandamiento que les fue entregado a los judíos como pueblo fue la mitzvá
(el precepto) de Rosh Jodesh, el “Nuevo Mes”:
"Y
Dios le dijo a Moshé… en la tierra de Egipto… Este mes es para ti, la cabeza de
los meses. Primero es para ti de entre los meses del año" (Éxodo 12:1-2).
Mientras
aún estaban en Egipto, le fue dicho al pueblo judío que el mes de Nisán, el mes
en que ellos dejarían Egipto, sería el primero de los meses y que desde
entonces tendrían una responsabilidad nacional de contar los meses y de crear
un calendario judío que estuviese basado en el año lunar.
¿Acaso
no es éste un extraño primer mandamiento?
Uno
pensaría que el desarrollo de un calendario vendría sólo después de que fuesen establecidos
los fundamentos básicos, como los Diez Mandamientos.
¿Por
qué la Torá considera el proceso de establecer el nuevo mes como un gran avance
en la creación de una nación?
¿Qué
tenía de malo el calendario solar que todos los demás habían estado usando?
¿Y cuál es la importancia de basar el
calendario judío en la luna?
El
elemento humano
La
determinación de este calendario es puesta directamente en manos humanas.
Dios
le estaba dando un fortalecedor mensaje al pueblo judío con este primer
mandamiento.
Hasta
ahora, los judíos habían sido esclavos de los egipcios.
Su
tiempo no era propio. Ahora, dijo Dios, van a convertirse en amos de su propio
tiempo.
Cuando
nos fue dado nuestro propio sistema de medición del tiempo y el mandamiento de
crear nuestro propio calendario, nos hicimos cargo de dar forma a la realidad.
Nos
fue dada una cierta área de control sobre la naturaleza.
Mientras
que el tiempo avanza constantemente, sin nunca detenerse, marchando en un
espiral cíclico y repetitivo, a nosotros, el pueblo judío, nos fue dado el poder de detener o iniciar el
tiempo a voluntad, con lo cual se nos permitió "compartir" con Dios
esa creatividad especial de determinar la realidad.
La
luna
Como
parte de este fortalecedor mensaje, era esencial que la luna fuese nuestro
factor determinante para fundar nuestro calendario en vez del sol. La
característica única de la luna es que aparece ante nosotros para aumentar y
disminuir, desparecer y reaparecer, para crecer, decrecer y crecer nuevamente.
Es
también la más pequeña de las dos luminarias.
Mientras
que el sol es el símbolo de la invariable naturaleza, saliendo por el este y
poniéndose por el oeste día tras día, cada día del año, la luna cambia y parece
estar diciéndonos algo: puedes ser pequeño y puedes disminuir hasta casi
desaparecer, pero entonces, cuando las cosas se ven sumamente oscuras, brota la
eterna esperanza.
Puedes
comenzar a mirar hacia arriba nuevamente.
Puedes
cambiar una situación y a ti mismo para mejor, sin importar cuán malo parezca.
Nada
es estático o inamovible.
Los
seres humanos tienen libre albedrío y en ello está su poder de renovación, una
siempre presente lucha contra la constante, cíclica, repetitiva y predecible
marcha del tiempo y la naturaleza.
El
sistema solar determina el año, en hebreo "shaná", que viene
de la misma raíz que "repetir, repasar".
La
luna, por otro lado, es la que indica los meses, "jodesh", que
viene de la raíz hebrea "jadash", que significa nuevo, cambio,
diferente.
El
pueblo judío es comparado a la luna.
A
pesar de que son pequeños y de que el sufrimiento ha sido parte integral de su
historia entre las naciones, el judío sabe que nunca debe darse por vencido, como individuo y como nación, el
se levantará nuevamente e iluminará la noche.
La nación judía también mengua y crece.
Los períodos de turbulencia moral dan paso a un resurgimiento
espiritual.
Eras de opresión se desvanecen en la luz reemergente de la libertad.
Al igual que los meses y los festivales, estos son espirales ascendentes
a través del tiempo y los logros, el alma y el destino.
La primera aparición de la luna como una pequeña astilla es un poderoso
recordatorio de que cada disminución crea la posibilidad de renacer, que
constantemente se nos da la capacidad de comenzar de nuevo.
Los
judíos viven con esta creencia en el poder de los milagros, en que Dios
supervisa el mundo y que éste no depende de predecibles leyes de la naturaleza.
Qué
momento y lugar tan perfectos para entregarle al pueblo judío aquel alentador
mensaje en el mandamiento de santificar la luna nueva cada mes y de determinar
nuestro calendario.
Dios
nos había dado el poder de la renovación y del cambio, el regalo de
expandirnos, iluminarnos y crecer nuevamente después de haber sido disminuidos.
Las
mujeres y Rosh Jodesh
Para
las mujeres, Rosh Jodesh, el primer día del nuevo mes, es
considerado una mini-fiesta como recompensa por no haber estado dispuestas a
participar en la construcción del Becerro de Oro.
¿Por
qué debía ser ésta nuestra recompensa? ¿Cuál es la conexión entre el hecho que
nosotras no hayamos querido entregar nuestras preciadas joyas para el funesto
proyecto del Becerro de Oro y el concepto de celebrar la reaparición de la luna
cada mes?
Las
mujeres tuvieron la habilidad de ver más allá de la aterradora situación que
vivió el pueblo judío después de que Moshé subió a recibir la Torá y se retrasó
en su regreso.
En lo
que se refiere a los varones judíos, toda esperanza había sido perdida.
Pero
a las mujeres no se les pudo convencer de hundirse en tal absoluta
desesperación.
Cuando
las cosas parecían oscuras y sin esperanza, ellas supieron que la luz estaba a
la vuelta de la esquina.
Paciencia
y confianza en Dios era todo lo que se necesitaba para pasar los
"malos" tiempos y llegar a los “buenos”.
Como
la luna, que se hace cada vez más brillante y grande sólo después de haber
desaparecido por completo en la oscuridad, ellas supieron que los buenos
tiempos estaban en camino.
Para
ellas, era imposible que Dios las hubiese abandonado.
Ellas
estuvieron dispuestas a creer en el poder de la renovación y a confiar en Dios
sin importar cuán difíciles parecían las cosas.
Pero Rosh
Jodesh nos enseña que todo puede cambiar.
Cuando
una situación llega a su punto más sombrío, precisamente entonces es cuando la
luz vuelve a aparecer.
Amanda
Adriana Arimayn. Arquitecta
Arieh
Sztokman. Rabino
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