BUSQUEDA DE LA VERDAD
BUSQUEDA DE LA VERDAD.
Amanda
Adriana Arimayn. Arquitecta
Arieh
Sztokman. Rabino
En este Shabat 28 de junio de 2025 del calendario
gregoriano, 2 de Tamuz de 5785 del calendario hebreo, leemos en la Torá la
parashá (sección) Koraj (Números 16:1-18:32)
“Coré (Koraj), hijo de Ishar, hijo de Quehat, hijo
de Levi, junto con Datan y Abiran, hijos de Eliab y On, hijo de Pelet, estos
últimos eran descendientes de Rubén, decidieron sublevarse contra Moisés,
secundados por otros doscientos cincuenta jefes de la congregación, todos ellos
jefes de la comunidad, representantes de la asamblea y personas de renombre.
Se amotinaron contra Moisés y Aharon, y les
dijeron: ¡Ustedes se han excedido en sus atribuciones! Toda la comunidad es
sagrada, y el Señor está en medio de ella. ¿Por qué entonces ustedes se ponen
por encima de la asamblea del Señor?” (Números 16:1/3)
La rebelión de Koraj (Coré) no fue sólo la peor de
las revueltas de los años del desierto.
Además, fue diferente por su naturaleza, ya que fue
un ataque directo a Moisés y Aharón.
Koraj (Coré) y sus rebeldes aliados acusaron
esencialmente a Moisés de nepotismo (trato de favor hacia familiares o amigos,
a los que se otorgan cargos o empleos públicos por el mero hecho de serlo, sin
tener en cuenta otros méritos) de fracaso y sobre todo de fraude – atribuir a
Dios decisiones y leyes que Moisés había ideado él mismo para sus propios
fines.
Tan grave fue el ataque que se transformó, según lo
sabios, en el paradigma del peor tipo de desacuerdo.
Toda controversia entablada en nombre del Cielo
(justicia, verdad), logrará resultados permanentes, mas aquella que no lo es,
terminará en fracaso. Las controversias entre Hilel y Shamai son el prototipo
de la controversia en nombre del Cielo, mientras que la de Koraj y sus
seguidores (Números 16:3) es la opuesta. (Tratado de Principios. Capitulo V.
Mishna 20)
La discusión entre Hilel y Shamai: En sus debates, uno de
ellos propone su decisión y el otro argumenta en contra, con el deseo de
descubrir la verdad, no por contradecir o por prevalecer sobre su compañero.
Una discusión que no es en aras del Cielo es la de
Koraj y sus aliados, porque quisieron socavar a Moisés, nuestro maestro, y a su
posición, por envidia, rivalidad y ambición de victoria.
No argumentaron en diferencia con las ideas de
Moisés, sino contra su persona.
Los sabios estaban trazando una distinción
fundamental entre dos tipos de conflicto: la discusión en aras de la verdad y la
discusión en aras de la victoria, sin atacar a la persona.
Koraj y su gente, no es que quisieran una comunidad
sin líderes.
Más bien, eran ellos los que querían serlo.
La retórica de los rebeldes no tenía nada que ver
con la búsqueda de la verdad y todo que ver con la búsqueda de honor, status y
poder.
No querían aprender sino ganar.
No buscaban la verdad sino la victoria.
Moisés le contestó a Koraj en los mismos términos
que Koraj, mediante una demostración de fuerza.
Dios le contestó de una manera bastante diferente,
señalando que el liderazgo no es autoafirmación sino humildad.
Lo que muestra todo el episodio es la naturaleza
destructiva de la discusión que no es en aras del Cielo – o sea, discutir para
ver quién vence.
En ese conflicto, lo que está en juego no es la
verdad sino el poder, y como resultante, ambas partes sufren.
Lo opuesto es el caso de la discusión en aras de la
verdad.
Si yo gano, yo gano. Pero si pierdo,
también gano, porque ser derrotado por la verdad es la única forma de derrota
que es también una victoria.
Hilel y Shamai buscaron la verdad, no la victoria.
Es por eso que escucharon el punto de vista de sus
oponentes y los enseñaron antes de sus propias tradiciones.
En una controversia en aras de la verdad, ambas
partes ganan, porque cada una de ellas está dispuesta a escuchar los argumentos
de su oponente, y por lo tanto se engrandece.
En la controversia como búsqueda colaborativa de la
verdad, los participantes usan la razón, la lógica, textos compartidos y una
reverencia común por los textos.
Es importante la controversia, el debate no la
discusión. Como consecuencia del debate, nuestros maestros dieron origen a una
obra maravillosa llamada “Talmud”. En el consta la opinión de cada uno de los
maestros y de allí se obtuvo “la halaja”, la ley judía.
No emplean argumentos agresivos, abuso, desprecio o
indeseables apelaciones a lo emocional.
Cada uno está dispuesto, si fuera refutado, a decir
“me equivoqué.”
No hay triunfalismo en la victoria, ni enojo ni
angustia por la derrota.
La historia de Koraj permanece como el ejemplo clásico de cómo una
discusión puede ser deshonrada.
Las Escuelas de Hilel y Shamai nos recuerdan que hay otra vía.
“La controversia en aras del
Cielo” la resolución de conflictos honrando ambas partes y utilizando la humildad en la búsqueda de la verdad.
SHABAT SHALOM
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